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DIA 10 - 2 de Julio

Hoy nos hemos ido otra vez a París, para ver sobre todo la torre Eiffel. La verdad es que hemos salido un poco tarde, y entre llegar a la estación del tren, comprar los billetes y llegar hasta París, con los correspondientes cambios de línea en el metro, hemos llegado a la torre casi a la una de la tarde. La torre la verdad es que impresiona bastante, es inmensa la mires por donde la mires.




Después de comprar algunos regalitos, hemos preguntado en un punto de información turística que está justo debajo la mejor manera de subir, sobre todo con la niña y el carrito. Nos ha dicho que plegado sin problemas para subir, y que la torre donde había menos cola era la Este. Al preguntarle por qué, nos ha dicho el muy cachondo que no sabía, pero que había menos cola, sobre una hora más o menos, y que en la otra había el doble. Siguiendo su consejo nos hemos puesto a la cola de la torre Este, y en seguida nos hemos dado cuenta de por qué había menos gente, porque estaba dando todo el sol de lleno, mientras que la otra estaba a la sombra de la torre. Será el tío…..
Después de pasar más calor que en un día de levante, hemos comprado las entradas a la torre, 14,50€ los adultos y unos 9€ los niños (si no recuerdo mal), eso sí, ya que estábamos hemos comprado billetes para subir hasta lo más alto, porque la diferencia eran sólo 4€.
Después de esperar la cola de un poco más de una hora al sol y subir en el ascensor curvo hasta la segunda planta, nos tenemos que bajar y volver a hacer otra cola de media hora para subir hasta arriba por los ascensores verticales. Total, que cuando llegamos arriba eran más de las tres de la tarde, con una calor impresionante y después de casi dos horas haciendo cola. En fin, es lo que tiene querer ir a los monumentos más concurridos. Eso sí, las vistas merecen totalmente la pena. Es increíble como se ve todo París desde arriba, y cómo se conserva la torre con más de cien años ya a las espaldas.








Después de un rato haciéndonos fotos y tomando un poco el fresco, nos hemos ido para abajo, por supuesto haciendo de nuevo cola para montarnos en el ascensor, bastante en el que nos bajaba al segundo piso y un poco menos el que nos dejaba en el suelo.
Una vez fuera, nuestra intención era ir a el barrio de Montmartré, para ver el Moulin Rouge y dar un paseo, pero se puso a llover y nos tuvimos que refugiar en una parada de autobús. Como habíamos comprado el billete mobilis (que nos da acceso a todos los trasportes urbanos durante el día), pues nos montamos en el primer autobús que llegó y nos fuimos dando una vuelta por la ribera del Sena, eso sí, con más calor todavía y mas agobio, porque el autobús iba lleno, y entre carro, niña, niño, y franceses, no había quien entrara. Después parada en un café para esperar a que pasara el chaparón, un dulcecito en la Pasticerie de al lado y unas compritas en un super, para coger de nuevo el metro dirección al camping, que ya habíamos pasado todos demasiada calor (sobre todo Blanca)

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